La clínica de vencejos está de luto por un pájaro muy especial.

Accidentes ocurren, lo sabemos muy bien. Cada día vemos qué peligros les esperan a los voladores rasantes, llegan en grandes cantidades, heridos por obstáculos civilizadores como el tráfico, ventanales, líneas de alta tensión, antenas, alambres, pero también por andamios delante de sus nidos y entradas cerradas a propósito, todo eso causa gravísimas lesiones, a menudo letales.

Es un hecho estadístico que no todos nuestros acogidos liberados sobreviven, aunque no nos gusta...

El 6 de junio, con el mejor tiempo posible, despegaron los juveniles del año pasado Haru y Lotte, los inseparables amigos Yentl (a la izq., foto sacada antes del injerto) y Asmus (der.), y además tres adultos de este año, cuyas lesiones se habían curado. Fue una liberación maravillosa, pudimos ver a todos nuestros vencejos dando círculos, jugando alto en el cielo. Qué día más bonita...

...parecía ser. En la tarde nos traen un vencejo con gravísimas heridas. Qué horror ver las terribles lesiones de cabeza, y qué espanto reconocer a nuestra Yentl.
Está inconsciente, bajo choque. No es posible hacerle una operación, no sobreviviría la anestesia. Durante el resto del día y la noche permanece en la caja de emergencia, la pequeña venceja valiente, las alas inmaculadas abiertas, sin fuerza. Tampoco se mejora al día que viene, Yentl está en coma. Con cuidado se limpian las heridas profundas, una operación no podría aguantar ahora. ¿Sobrevivirá?

Yentl no vuelve. En la tarde se duerme, sin recuperar la conciencia. Nunca sabremos lo que le había pasado, pero al examinar el lugar de su hallazgo, suponemos que había chocado contra una grúa torre que se encontraba allá, al probar sus primeros vuelos eufóricos. El vídeo de su liberación, grabado con móvil, muestra un vencejo fuerte y soberano, subiéndose al cielo como un cohete, como si nunca hubiera hecho otra cosa.

Yentl había estado con nosotros desde el 25 de agosto de 2015; había llegado en condiciones horribles, alimentada falsamente, con plumaje completamente destrozado, pero pudo recuperarse perfectamente. Era un vencejo alegre, vital y fuerte, le gustaba coger los grillos del dedo, pidiendo siempre una ración extra, con ojos llenos de alma, inimitable. Mirándola llegaba el buen humor...

Descansa en paz, pequeña Yentl, nunca te olvidaremos. Esperamos que lo último que percibiste antes de sentir este horrible golpe fue tu vuelo alegre hacia el cielo azul con sol...