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Dramatismo puro en Fuerteventura - ¡y un final que quita el aliento!
Friday, 19. February 2016 05:52
Por: Dr. med. vet. Christiane Haupt
[Bitte nach Español übersetzen:] Reba & Roslyn

Esperando la libertad, mientras que el viento aulla en torno a la casa: Reba (del.) y Roslyn, nuestras anteriores "princesas trapo". © C. Haupt

Thyra & Lynn

Se les ven solamente las puntas de ala a Thyra y Lynn. Con este mal tiempo es preferible quedarse en el escondite. © C. Haupt

Winona, Jack, Andrej & Ron

Desgraciadamente un poco desenfocado: Winona y Jack (al fondo), Andrej (centro) y Ron (del.) viven en una caja de viaje hasta su liberación. Con calefacción de suelo. © C. Haupt

Der neue Startplatz

El nuevo terreno de despegue está protegido por el oval de las faldas de montaña. Los vencejos despegan rumbo al este. Son sólo 100 km de distancia hasta la costa africana... © C. Haupt

Das Tal

Sobre este valle vi a nuestros 12 protegidos de antes cazar y jugar. © C. Haupt

Bei La Oliva

También exploraron las cercanías del pueblo cercano de La Oliva. © C. Haupt

Gute Jagdgründe

Favorable terreno de caza sobre las vertientes y cuencas, en torno a las palmeras... © C. Haupt

Das nächste Unwetter zieht auf

Al día siguiente: en la mañana del jueves se acerca otra tempestad sobre Fuerteventura. Aquí: la costa del oeste al norte de El Cotillo. © C. Haupt

El pronóstico del tiempo no permitió esperar nada bueno. Ya días antes del viaje nos preocupábamos en la clínica de vencejos considerando a cancelar o cambiar el vuelo, o tener que pasar por la catástrofe de estar en la isla con 12 vencejos sin poder liberarlos a causa de la meteorología.

Al final - con angustia y lleno de presentimientos malos - nos decidimos por el vuelo, por lo bien de los vencejos listos para volar, de los cuales unos ya estaban al borde de desfondarse, como nuestra hermosa Léontine y la grácil Roslyn: No todos los vencejos aguantan varios meses en cuidado humano, pronto o tarde muchos se rinden, se vuelven depresivos, se dan por vencidos... Su tiempo había venido ya, ¡para todos! Y en el pasado ya habíamos experimentado que al final el tiempo era mejor que pronosticado.

¡Esta vez no! Apenas llegado, arrepentí profundamente mi decisión. No hacía realmente frío, pero el viento nos recibió con fuerza de tempestad, volviéndose más y más fuerte. Me escapé al apartamento, alimenté a los pájaros que después del viaje agotador estaban tranquilos y perturbados, con necesidad de relajarse, instalé las mantas eléctricas, saqué suéter y chaqueta. Durante toda la noche soplaba el viento afuera. ¡Se parecía más a las Islas Hébridas que a Canarias! Ninguna mejora en la mañana siguiente, el día previsto para el despegue. No había caso. Los ayudantes probados, Andrea y Pancho, no pudieron venir por tener cita con el veterinario. Yo examiné el terreno, luchando con el viento y de pronto con una avería del coche alquilado. Los vencejos en el apartamento se inquietaban en sus cajas pequeñas y practicaban escaparse, sobre todo Sean, el luchador por la libertad. Ya no comprendían el mundo.

El pronóstico meteorológico actual fue transmitido desde Frankfurt, y causó la esperanza de que miércoles, 17 de febrero, el viento disminuyera su intensidad, algo de sol, 19 grados. Pero los dos días después iba a volver el mal tiempo. Pensé en todas las posibilidades. ¿Cambiar de vuelo y liberarlos el día sábado? No tenía suficiente alimentación, además los vencejos no pueden quedarse durante tantos días sin entrenamiento en cajas tan pequeñas. ¿Volverse a Frankfurt? Completamente imposible. Pues habría que liberarlos el miércoles... esperando que nuestros vencejos iban a dirigirse directamente a Africa, rumbo sureste. ¡No nos quedó otra opción!

Michaela, la fotógrafa profesional, que ya estuvo presente en el despegue pasado (¡sus fotos serán visibles pronto en nuestra página!), había encontrado un nuevo terreno de despegue, protegido del viento. Allí nos reunimos bien temprano el día miércoles: ella, sus participantes del curso, 12 vencejos entusiasmados y yo.
Y efectivamente, brillaba el sol, el viento era aceptable, con alguna racha de vez en cuando. Subí la vertiente, las fotógrafas se posicionaron, y después empezó. Fue Sean el primero, ¡no podría ser otro! Le siguió su hermosa compañera Sol, después volaron el ágil Andrej, Ron, impaciente e inquieto, Jack, grande y fuerte, seguido por Winona, la aerodinámica. Ninguno se interesaba por los "clics" de las cámaras, se lanzaron con el viento hacia arriba, llenos de fuerza y gracia, y fuera de sus aleteos rápidos se eschuchaba siempre nuestro "Wow- wow- increíble" por el valle. Cuando los primeros 6 vencejos jugaban entre las nubes sobre nuestras cabezas estuvimos simplemente extasiados.
El segundo grupo fue liderado por la maravillosa Thyra, un adulto de Bucarest, y Lynn de Zúrich, y reconquistaron su cielo después de tanto tiempo de espera con una elegancia que nos faltaban las palabras. Después nuestras "princesas trapo" Reba y Roslyn. ¡Borramos rápidamente el "trapo", sería más conveniente llamarlas reinas del aire! Al final nuestras bellezas francesas: el esbelto Dalí se lanzó como una flecha y desaparició en unos segundos sobre la cumbre del monte. Léontine, suave y melancólica, tenía otra vez los ojos brillantes. ¡Fuera, arriba al cielo, sin falsos sentimentalismos! Nos quedamos con boca abierta.

Y después media docena de serias personas adultas saltó como derviches en la vertiente, abrazándose, entusiasmados por el despegue fabuloso. Miramos las primeras fotos que prometían más. Al final, todavía muy aturdido por la vivencia, el grupo de fotógrafas se fue con sus coches a sus casas para ver el nuevo material.

Pero lo mejor falta todavía.

Volví al valle en la tarde temprana donde habíamos liberado a los vencejos. Y entonces los ví. Primero dos, después cuatro, siete.... No es fácil contar vencejos que cazan rápido como flechas sobre el cielo, jugando, libres y bravíos, dominando el viento, que vuelan como si nunca hubieran hecho otra cosa en su vida... Pero al final conté 12. ¡Estaban todavía todos! Cazaban sobre el valle, volaban sobre el suelo, a lo largo de las faldas de la montaña, subieron de nuevo, con alegría, chillaron esquivando, a lo alto, para acercarse otra vez, dando círculos sobre mi cabeza, se alejaron, sondaron el pueblo cerca...

Los miraba durante horas. Era lo más precioso que jamás he visto. ¡Entonces lo saben hacer! Con una perfección consumada. También los que habían estado durante mucho tiempo en las cajas, vencejos anteriormente con grandes defectos del plumaje, cuando han tenido un saneamiento completo, un injerto profesional, dominan su elemento como cualquier otro vencejo que nunca ha estado en manos humanas. Nunca he recibido un mejor regalo, nunca un agradecimiento más conmovedor, nunca un despido más emocionante. Nunca olvidaré este espectáculo despampante en toda mi vida.

Alrededor de las 17 horas pasaron de nuevo unos 2 vencejos. Los vi sobre mi cabeza, después desaparecieron. Todos. Cuando volví la mañana siguiente - por suerte el tiempo permaneció bueno hasta la mañana del jueves - ya no se veía a ninguno. Estoy convencida de que sus instintos grandiosos los guiaban a tiempo hacia el sudeste - a África.

Con el chaparrón que llegó me fui al aeropuerto. ¡Hasta en dos semanas, con otros doce!
Y ojalá con mejor tiempo...

Buchenstraße 9
D-65933 Frankfurt

Tel.:+49(69)35 35 15 04
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