La mala suerte de este vencejo fue la ocupación de un nido, anteriormente habitado por gorriones. Los vencejos ocupan a menudo tales nidos, completándolos con material colocado en el aire. La desventaja consiste en que los gorriones suelen poner todo lo que les parece útil para formar un nido, así que hoy en día se encuentran entre la paja también hilos de plástico, de nailon, etc., que se transforman en una trampa letal. A menudo se enredan los vencejos en estos hilos con sus pies y alas, se estrangulan las extremidades y en el peor caso a sí mismo.
Esto le había pasado a Miramis: Colgaba delante de la entrada de su nido, enredada con sus pies y alas. La oficina del Medio Ambiente de Maguncia organizó su rescate, y en esta acción tiraron no sólo el vencejo sino también su nido completo con los dos huevos que fueron llevados a la clínica junto con el vencejo.
Miramis se había recuperado bastante mientras tanto. Christiane Haupt le injertó 4 plumas primarias, y el 22 de junio fue liberado.
Los dos huevos se pusieron en la incubadora, movidos cada 2 a 3 horas para evitar que el embrión se pegara a la cáscara. Gracias al trabajo incansable de los voluntarios de la clínica, podemos esperar que pronto llegue una nueva generación.