Otra vez llegó el momento del viaje: El 12 de noviembre algunos del equipo de la clínica emprendieron el viaje al sur con un coche familiar completamente sobrecargado para hacerles posible a un gran grupo de vencejos comunes y reales el último despegue desde Europa continental. Al igual que las aves migratorias, nos huimos del frío invernal acercándose poco a poco. En Alemania y Francia ya había llegado el noviembre con sus vientos fríos y lluvia. Poco antes de la frontera franco-alemana nos reunimos de nuevo con nuestros compañeros suizos para llevar a un joven vencejo real viniendo de una cría tardía de Zurich, sin posibilidad de volar por sí mismo antes de llegar el otoño. En Lyon pudimos disfrutar otra vez de la hospitalidad increíble de nuestros amigos franceses del centro local de recuperación de aves, igual que 4 semanas antes. El 13 de noviembre cruzamos la frontera española, los Pirineos nevados a nuestra derecha. En Tossa de Mar pasamos la última noche antes de la liberación y el día siguiente recorrimos otros 200 kms hacia el sur. Cerca de Tarragona, donde habíamos elegido antes un campo de despegue apropiado mediante Google Maps, nos saludaron muchos insectos, petirrojos cantando, muchas golondrinas y un calor suficiente.

Nos posicionamos estratégicamente en el campo, y después llegó el momento anhelado: Nuestra bandada de vencejos, compuesta de aves de Alemania, Suiza, Italia, Francia, España y Polonia, ya no quiso esperar más, y así se alzó uno tras otro con fuerza al aire. El primero fue naturalmente un español, Bandarra de Toledo, seguido por Giulia de Livorno, Zola de Mas-Grénier y Zuzia de Cracovia…, todos representaron una escena maravillosa de despedida y mostraron capacidades impresionantes de volar con sus alas casi todas injertadas con nuevas plumas. Feivel de Bochum, un vencejo muy manso y siempre acariciando a los demás, vio el cielo y se fue como un cohete a su elemento, ¡qué cosa más impresionante! También para Joffrey, un adulto de Offenbach, que había pasado medio año en nuestra clínica, el regreso al aire fue un evento emocionante. La población vencejil española ha podido registrar entonces un enorme aumento internacional. Entretanto hubo varios ataques de una bandada de aviones roqueros, pero nuestros vencejos no se dejaron confundir. Impresionante fue también el despegue de nuestros 3 vencejos reales, cuyos primeros aleteos parecían más pesados que los de sus parientes más pequeños y ágiles, lo cual nos motivó a darles el sobrenombre de "apus cargo"…

Apenas una hora después todo se había acabado ya. Las cajas estaban vacías, todos los vencejos entre las nubes de un cielo con sol, estábamos casi aturdidas y casi no lo podimos creer. Queda por esperar que se vayan rápido al sur, porque el cambio del tiempo amagaba ya en España. En Tarragona nos reunimos después con un señor de Cuenca que había recorrido cientos de kilómetros para entregarnos a su protegido, un vencejo juvenil que había tenido varios intentos de liberación sin éxito. Visiblemente conmovido nos encomendó su preferido. ¡Haremos todo para ayudarle! El pequeño Pepe que regresó con nosotras a una Alemania fría, ha encontrado mientras tanto unos amigos y se ve que se siente bien con ellos.

En la clínica de vencejos seguimos con la alimentación y cuidado de 95 pacientes, las preparaciones para el primer transporte a Fuerteventura ya van empezando. Les agradecemos a todos nuestros ayudantes y fomentadores con todo el corazón. ¡por favor, no nos olviden!