Al primer instante los vencejos no hacen pensar en la figura de Jim Botón y sus adversarios que Michael Ende creó en los años 60, una banda de 13 piratas salvajes, pero la cantidad de vencejos liberados en Fuerteventura esta vez, evocan el famoso cuento de niños, un recuerdo bonito de tiempos pasados.

Habíamos planeado viajar el 15 de enero con 12 vencejos juveniles, todos con injerto de plumas, tercer vuelo a Fuerteventura, cuando de repente otro vencejo adulto, Marek (de Marquartstein / Baviera) sorprendió a todos. Había estado desde el 28 de junio en la clínica para recuperarse de su defecto del plumaje. Durante los meses la mayoría de sus plumas ya le habían crecido de nuevo, y estaba capaz de dar vueltas y vueltas en la sala de entrenamiento. Sin embargo no estaba previsto para ser liberado ya, porque generalmente preferimos preparar primero a los juveniles que todavía no tienen la experiencia de volar y que no deben quedarse más de lo necesario.

¡Pero Marek realmente luchaba por su billete de vuelo! Así que Christiane Haupt le injertó dos plumas justo en la víspera del vuelo y lo llevó como decimotercero a Fuerteventura. Así formaron un grupo de 13, igual que la banda de piratas en el libro con Jim Botón, listos para irse de viaje, ver países lejanos y enfrentarse a grandes aventuras: p>

Phoebe de Elzach
Gaia y Tudor de Bucarest (Romania)
Wanda de Leipzig
Assunta, Beppo, Donato, Gennaro, Giulietta y Iliria de Livorno (Italia)
Naomi de Chemnitz
Wyatt de Weimar
Marek de Marquartstein

Inmediatamente después de haber llegado a Fuerteventura, se veían a otros vencejos en el cielo, girando círculos como si hubieran querido salutar a sus congéneres recién llegados. La liberación tuvo lugar como de costumbre cerca de Tindaya, al pie del monte sagrado de los Guanches, vecino de la Finca Esquinzo. Aquel día de liberación había mucho sol y un viento enorme, todo lo contrario que en el segundo viaje la vez anterior, así que el equipo con Christiane Haupt estaba bastante preocupado que si los vencejos después de tanto tiempo en la clínica estarían capaces de permanecer en el aire teniendo que enfrentarse a tales condiciones meteorológicas, sobre todo durante el despegue.
Pero todos los temores resultaron infundados, cada uno de los vencejos aprovechó las térmicas al lado del declive para subirse al cielo y desaparecer pronto en el horizonte, después de haber dado unos giros en el aire.
Al final un pequeño trago de cava tibia de unas polvorientas copitas de licor para los 4 ayudantes, que no parece adecuado a la importancia del instante, pero la alegría sobre la liberación fenomenal compensaba este pequeño déficit.