El camino hacia la libertad anhelada fue por un agujero de aguja: los 10 vencejos impacientes e inquietos tuvieron que aguantar durante muchas horas la estrechez agobiante de la caja viajera antes de llegar por fin a Fuerteventura la tarde del 16 de diciembre. Entre los candidatos del primer transporte por avión del invierno 2013/2014 estaban el adulto Hermine de Zurich, los juveniles italianos Felicino, Aniella y Gualtiero, así como 6 juveniles de Alemania: Ivy de Osnabrück, Lizzie de Bielefeld, Hollie de Münster, Battista de Duisburg, Madita de Frankfurt y Aurora de Hassloch. El viaje no ha sido nada agradable, pero todos lo han soportado bien.
En la mañana del 17 de diciembre todos desayunaron con abundancia para salir después hacia el lugar de liberación ya probado al pie del monte sagrado de los Guanches cerca de Tindaya. Casi todos los vencejos habían recibido nuevas plumas por injerto y habían mostrado antes sus impresionantes capacidades de volar en nuestra sala de entrenamiento de la clínica.
El adulto Hermine sirvió de guía para los juveniles todavía inexpertos, voló primera y enseguida tuvo que enfrentarse con el águila ratonera residente que está muy poco entusiasmado por las frecuentes liberaciones de vencejos en su territorio; así que le da mala espina y, dando giros, suele observar la escena del equipo de liberación acercándose con sus cajas y binoculares. Pero sus ataques amenazadores no le impresionaron nada a Hermine, ni tampoco al italiano vivaracho Gualtiero, que despegó después: con maniobras aéreas rasantes descolgaron sin esfuerzo alguno a la gran ave rapaz. Igual dos cuervos de mal humor se quedaron con un palmo de narices. Todos los 10 vencejos se lanzaron uno tras otro al cielo despejado y desaparecieron poco después más allá de los declives del monte para explorar Fuerteventura, su nueva patria: ¡Llevados por el viento!