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Desgreñados por el viento y probados por las rachas...
Friday, 16. January 2015 13:26
Por: Christiane Haupt

Poco antes del despegue: El viento desgreña el plumaje.

El equipo alegre de despegue: Pancho y Andrea delante de la Finca Esquinzo junto con Christiane Haupt (c) Michaela Klüver-Spreng

Una liberación realmente venturosa enfrentaron nuestros 11 campeones el martes pasado en Fuerteventura. Pero antes temblábamos hasta el último momento. El maratón de injerto entre el vuelo de diciembre y él de enero, se hacía bajo condiciones horribles a causa de los muy pocos voluntarios que quedaban durante los días festivos, y terminó 3 días antes del vuelo. Después hubo un frente de lluvia que no se podía decidir si quedar sobre Fuerteventura o moverse a África. Por suerte se fue. Mi grupo de viajeros en su caja angosta hacía todo que podía para llamar la atención con su "Srii-Srii", y mis pobres nervios estaban arruinados. Y al final de todo, Gregory, el vivaracho vencejo del año anterior, se quebró 3 plumas de la cola, que tuve que reparar bajo grandes esfuerzos...


Nuestro lugar de despegue en el monte de los Guanches no se presentó por primero vez como cumbres borrascosas. Fuertes rachas de viento desgreñaron nuestro pelo y también las plumas de nuestros vencejos. Atraído por el jeep ya conocido apareció enseguida el ratonero de siempre, aunque esta vez despegamos desde el otro lado del monte hacia el oeste para evitar todo contacto con cernícalos.

Empezamos con nuestros mejores campeones: Gaston de Berlín y Ovidiu de Livorno (Italia) se fueron como cohetes al mismo tiempo. El ratonero les siguió muy enojado, pero como no pudo alcanzarlos a la vez y tampoco pudo decidirse por uno, se dio por vencido completamente frustrado y no fue visto nunca más.

Como segunda pareja, igual de calificado, les siguieron Mia (Berlin) y Vitali (Potsdam), pero una racha de viento se llevó a Vitali que cayó de mi mano, dando volteretas hacia un arbusto. Mia, esbelta y aerodinámica, despegó sola. El pasmado Vitali fue rescatado y examinado: ¡todo bien! Sin embargo hicimos una pausa con él y seguimos primero con el fuerte Cornelius de Karlsruhe. Fue tan formidable como lo esperábamos. Después por fin el segundo intento de Vitali: Esta vez superó con fuerza y sin problemas el viento, ¡con la ayuda de las plumas de Greta (vea abajo)!

Después tres del año anterior: nuestra Grace de Monaco, frágil y de color claro, y Gregory, su pareja vivaracho y muy negro, y después uno que desde un año y medio no había dejado de luchar por su libertad: Spike de Wadern, cuya liberación en el verano pasado había terminado chocando contra un palo de farola. Ahora ya no habían palos de farolas, y así conquistó el cielo como un torbellino. Fue un sentimiento indescriptible ver a tres protegidos volar, que durante tanto tiempo habíamos tenido y por los que tanto estábamos apenados.

Ahora le tocó a Jerzy, nuestro huésped polaco: Su hallador y sus aficionados en Polonia pueden calmarse, Jerzy sobrepasó todas las esperanzas y volaba como un adulto, como nunca hubiera hecho otra cosa.


Al final volaron el pequeño y hermoso Francés Émilien, que había llegado de pollo a nuestra clínica, y su amigo grácil Cadfael de Landau, procedente de una cría tarde. Se fueron sobre las vertientes pedregosas y azotadas por el viento; también con plumas de injerto, también tras meses de entrenamiento intensivo, porque Émilien había estado cojo y Cadfael durante mucho tiempo demasiado tranquilo y débil. De eso ya no se veía nada más: ¡Por fin estaban en su elemento!

¡Terminado! ¡Todos los once en el cielo! Se escuchaba un alarido de indio desde el monte de los Guanches, exclamado de derviches saltarines. Los cuatro del equipo de liberación eran muy felices. ¡Maldito sea, otra vez se había olvidado el champán por todo el revuelo!

La venerable Montana de Tindaya detrás de nosotros se habrá preguntado de nuevo qué fue lo que veía abajo en sus faldas. Pero estoy segura que unos vencejos liberados le gustan más al monte que los conductores locos de los Quads con su ruido infernal, o que unos artistas mal guiados que intentan perforarla.

 

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