Lady Alice es alguien muy especial. Una belleza suave y sosegada, tal vez algo excéntrica. Si Lady Alice fuera una mujer, los hombres, al mirarle a sus ojos calurosos, sombreados y misteriosos, tratarían de realizar tontos gestos heróicos por ella: matar a dragones o conquistar ciudades, u otras cosas semejantes. Pero Alice es un vencejo, y todo que esperamos poder hacer por ella es devolverla al cielo del cual había caído como un ángel...
Anna de Berlín nos mandó a Lady Alice. Este no puede volar, le habían dicho después de haber lanzado al pájaro herido y completamente debilitado al aire. Como yo conozco a Anna, les habrá dicho un par de cosas adecuadas a esos ignorantes, que practican la tontería fatal de lanzar aves al cielo. De todas maneras se llevó a Alice y la cuidaba. Esto fue el 24 de agosto de 2015. Lady Alice se dignó a aceptar la compañía de los juveniles Thierry y Aimée, también antes cuidados por Anna. Y se dignó a tomar grillos de la mano, muy clementemente. Anna se dejó embrujar enseguida por las miradas fascinantes y la elegancia de Alice. ¿Cómo lo hacen, esos vencejos, que uno se deja caer por ellos con todo el corazón?, me preguntó Anna de verdad.
El 13 de septiembre de 2015 llega Lady Alice, después de la liberación de sus compañeros jóvenes Thierry y Aimée. Nos preocupa que siempre levanta el ala derecha, no puede agarrarse bien con su pata derecha, todos señales de un posible problema neurológico, tal vez provocado por el trauma de la caída. Después de exámenes profundos consta que aquí solamente el tiempo puede ayudar y curar. Y lo tendrá en la clínica de vencejos.
Lady Alice pasa los primeros días junto con Tutuś, el amable vencejo polaco. Se quieren, se influyen positivamente, se tranquilizan, acercándose lentamente. Pero su gran amor llega poco después de Rumanía. Es fuerte y bravo, seguro de sí mismo y realmente regio: ¡el adulto Elissar! Se dice que no se lleva con otros y ataca a todos los demás. ¿A todos...? Lady Alice conquista su corazón. Apenas juntos en una caja, empiezan a acariciarse con el pico, acurrucarse y limpiarse. Pronto se escuchan sus voces tiernas: ¡Alice y Elissar son pareja!
El estado de salud de Alice no cambia casi nada en las semanas que vienen. Levanta el ala, parece ser siempre un poco alejado, durante el entrenamiento vuela algo revoloteado y muy bajo. ¿Podrá realmente volar afuera algún día? Lo dudamos... Pero es tranquila y amable, sus bellos ojos nos miran suavemente y con confianza, además Elissar la protege. ¡Claro que esperamos! Los dos adultos casi no toman nota de nosotros, valen por sí solos en su propio mundo, como en un cuento de hadas, se acarician con los picos.
Poco a poco, meses más tarde, se mejora el vuelo de Alice. Los movimientos compulsivos van diminuyéndose. Desde hace mucho tiempo ya no la vimos levantar el ala. En la sala de entrenamiento ya vuela a media altura. Pero problemas neurológicos son pérfidos y muy difíciles de calificar. El estado de Alice se está mejorando considerablemente, pero todavía no podría sobrevivir afuera. Pero somos optimistas que algún día la bella Lady Alice pueda volver sana a la libertad, ¡tal vez ya pronto! Ojalá junto con Elissar, que tiene que recuperarse de un grave defecto del plumaje. Claro que afuera se separarán pronto, porque la patria de Elissar es Bucarest, y Alice viene de Berlín, pero les deseamos que puedan subirse juntos al cielo y despedirse en la altura, después de tanto tiempo en manos humanas.
Para Lady Alice
Deutsche Gesellschaft für Mauersegler e. V.
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