Nadie hubiera pensado que llegaría tan temprano. En la tarde del Lunes Santo sonó el teléfono. Helga S. de Hungen, con la que trabajamos junto desde hace mucho tiempo, nos dijo que acabó de llegarle un vencejo adulto herido: “Pesa 46 grs. y parece estar en buenas condiciones, pero no vuela.” Enseguida le confirmamos un transporte, porque con aves que han tenido un accidente siempre hay que darse prisa: a menudo están heridos y entonces cada minuto cuenta. Nuestro enviado, Roland B., que ya tiene mucha experiencia con tales transportes de urgencia, fue enseguida a recogerlo.

Más tarde llegó, nuestro primer paciente nuevo de 2014: bellísimo, con buen peso, un poco aturdido. Con temor se examinaron primero las alas, después todo el cuerpo. Menos mal, ¡no tenía ninguna lesión! Probablemente había chocado ligeramente contra algo, pero este tipo de trauma también necesita su tiempo para curarse cien por ciento.
El magnífico vencejo de Pascua fue nombrado Augusto – en recuerdo a nuestro pequeño vencejo pálido de Murcia del año pasado, que desgraciadamente no podía ser salvado y que fue sacrificado en Noche Buena. ¡Este pájaro grande y fuerte iba a llevar su nombre! ¡Y ojalá hacia el cielo!

Y de verdad, Augusto, primero flojo y soñoliento, se recuperó muy rápido. Al principio disfrutaba de la tranquilidad en la clínica para curar su dolor de cabeza. Pero poco después se puso inquieto y empezó a revolotear. No en balde había empezado su regreso de África tan temprano para llegar como uno de los primeros a su nido y empezar lo más pronto posible con la cría. Al sentirse mejor, ya no le gustaba nada ese tiempo de pausa obligatoria.

El segundo día revoloteó tanto que lo probamos en la sala de entrenamiento. Volaba bien y seguro. Y al tercer día, sobre el mediodía, llegó el momento: Augusto fue liberado desde la ventana de la clínica y se lanzó al cielo azul. Tuvimos un poco de miedo, no vimos ningún otro vencejo, Augusto volaba solo y aislado. Esperamos que pronto le sigan algunos congéneres. Pero nos preocupamos mucho que, debido al mal tiempo del año pasado, las enormes pérdidas entre los vencejos hayan reducido dramáticamente las cifras …