Durante los últimos días el número de nuestros pacientes ha incrementado hasta más de 260 individuos. Una situación insuperable. ¡Qué desesperante! La canícula no quiere terminar. Este calor furioso que hace que innumerables polluelos se caen de sus nidos, que se lanzan a la hondura antes de ser asados vivos. El teléfono suena sin cesar, el timbre de la puerta, un paciente de emergencia tras otro. ¿Por qué está la mayoría tan demacrada, deshidratada y medio muerta? Sobran los insectos, ¿qué ha pasado? Los halladores siempre cuentan lo mismo: „estaba en la calle, en el jardín....“ ¿Obras de tejado? ¿Accidentes de los padres? No lo sabemos y no lo podemos explicar. Las cajas de cuidado intensivo se llenan a velocidad de la luz. Inyecciones a destajo, alimentar, alimentar, alimentar – sabiendo que nunca todos pueden quedar satisfechos. Calculando la cifra total y el número (demasiado poco) de los turnos de alimentación, hemos alimentado cada día a unos 1200 a 1300 vencejos. Con dos personas, a veces tres. Desde las 7 y media de la mañana hasta las 2 y media de la noche. Un cansancio más allá de todo imaginable, agotadas, más muertas que vivas. Teniendo temor del día que viene, que en realidad ya comienza antes de que termine el anterior. Fracturas, lesiones - ¿cuándo operar? Ya no es posible. Más y más avisos de vencejos encontrados. Todo lo que se puede mandamos a unidades de cuidado privadas colaboradoras. Seguramente estarán también repletas. Tres puestos de cuidado aún han señalado capacidades, intentamos desviar a los halladores allá. Aves que ya están documentados en nuestra clínica ya no podemos mandar a otra parte, debido a las leyes.
Seis voluntarios nos han abandonado en esta temporada, esto nos da la puntilla. Ya no podemos acoger a muchos más. Tantos se van a morir. Lo sabemos y no podemos hacer nada en contra. Esto lo hace peor todavía. Nuestros nuevos voluntarios, que están aprendiendo desde hace poco, están haciendo su muy mejor, y son realmente estupendos. Los „veteranos expertos“ restantes también sobrepasan sus límites. Pero no podemos compensar las últimas pérdidas, no tan rápido.
Por fin un rayo de esperanza – los primeros juveniles se vuelven volantones. Preparando los despegues también cuesta mucho tiempo – tiempo en que descuidamos la alimentación de los tantos otros. Dentro de 4 días liberamos a más de 50 vencejos. Siguen viniendo más. Nuestra cifra de pacientes está ahora en 220 – todavía demasiado. Ahora se ingresan más volantones que durante su vuelo de inauguración han sufrido un accidente. Son pacientes difíciles, que requieren mucho tiempo... En los próximos días pensamos realizar más liberaciones. La cifra de pacientes tiene que bajar hasta menos de 150, sólo entonces podemos superar la situación. Sólo entonces se pueden realizar las operaciones de injerto y otras acciones fuera del plan. Y tal vez dormir otra vez...