No obstante la temporada avanzada, llegan todavía vencejos necesitando ayuda. Entre ellos también Tadeusz de Borna, situado cerca de la ciudad de Leipzig. Uno de nuestros voluntarios, estando por razones familiares en aquella región, hizo un pequeño desvío para recoger al vencejo juvenil. Era casi volantón, bien nutrido y muy bello, con un plumaje perfecto. ¡Bien hecho! Y una gran alabanza a la halladora, que lo había cuidado con cariño durante tres semanas para enviarlo ahora a nuestra clínica donde puede ser liberado junto con otros en vez de despegar solo.
Cuando Tadeusz llegó a la clínica, tuvimos que sonreír. Había viajado muy confortablemente en una caja de zapatos acolchada con trapos blandos, un pequeño nido para sentarse y un oso de peluche para no sentirse solito. Hay que saber que los vencejos son pájaros muy sociables. Al principio Tadeusz prefirió su oso a sus compañeros, como aquellos estaban muy impetuosos en sus intentos de limpiar y contactar al nuevo. Así se escondía encima, debajo, detrás y al lado del oso y le picoteaba intensamente. Mientras que nosotros hacíamos bromas de si Tadeusz iba a despegar junto con su oso, cambió de repente su orientación. Ahora se interesaba más por sus congéneres que por su compañero osuno de sus días de polluelo. Poco después le llamó la libertad y Tadeusz empezó a aletear fuertemente en su caja. Menos mal que hacía buen tiempo, y entonces fue liberado el 22 de septiembre junto con otros 20 congéneres por la ventana de la clínica hacia un cielo despejado.
Su oso de peluche se lo heredó a dos compañeros, que a causa de daños del plumaje desgraciadamente tienen que quedarse más tiempo en la clínica.