Las soleadas faldas de montaña, brillantes de calientes colores de tierra, se presentan esta vez en amarillo-violeta. Después de la lluvia abundante de las semanas pasadas, las rayas de sol han hecho aparecer un mar de flores del suelo austero. Como siempre, la hermosura áspera de Fuerteventura se desvela en lo escondido, y no en las repletas playas turísticas. Armadas de insectos zumbando, lagartos ágiles en traje de celo y pequeños pájaros se juntan en el sol de mediodía, ¡es idílico!
Desgraciadamente la abundancia atrae también a huéspedes no invitados. Al llegar al terreno de despegue en el barranco, nos recibe el temido "gigigigi ...."
¡Jolín! Dos cernícalos están cazando justamente sobre la vertiente de donde nuestros vencejos deberían despegar a la libertad. Sin mayores palabras damos la vuelta, yéndonos de aquí donde una liberación hoy día ya no es posible. Qué suerte que las aves de presa han aparecido al principio en vez de sorprendernos más tarde con ataques peligrosos.

Ahora vamos al plan B, otro terreno de despegue. 13 vencejos impacientes no comprenden por qué tienen que seguir en coche en este calor del mediodía. Pero no tienen que esperar mucho más. Andrea, Pancho y yo somos un equipo competente. Después de haber sacado las cajas todo va muy rápido. Pancho está a la izquierda en la cuenca, Andrea a la derecha encima del monte. Yo en medio de la vertiente. Hay viento trasero, no muy favorable. Pero nuestros pájaros son buenos, lo superarán.

Hoy empieza la fracción de Alemania del Este: Ari de Leipzig es el primero - y al instante hace un aterrizaje forzoso. Se me para el corazón al ver al vencejo ágil rasando casi las rocas antes de ganar altura con más soberanía. Su compañero nervioso, Francesco de Jena, le va siguiendo. ¡Bravo! no nos podemos quejar. Alto en el cielo encuentra a Ari. Después Justus de Langenselbold, normalmente siempre un poco de mal humor, ¡ya no se ve nada de eso! Vuela como un ángel! No había esperado ninguna otra cosa de nuestro campeonato.

Battista, el pequeño chulo de Darmstadt, parece aburrirse de tantos despegues grandiosos. Llevado por el viento se cae al terreno. Maldiciendo salgo corriendo y lo saco de la genista. ¿Y eso qué? Menos mal que no se ha lesionado. Segundo intento. Tiene toda nuestra atención. Sobre todo cuando por segunda vez es llevado por una racha fuerte que le hace aterrizar en la vertiente. ¿¡Qué por Dios estás haciendo?! grito consternada, mientras voy a por el piloto rompetechos, que está a punto de desplegar de nuevo sus alas. ¡Nada de eso! Lo meto en la caja, vamos a esperar todavía. Un poco más de adrenalina y voy a colapsar.

También me pongo nerviosa al liberar a Basil, el genovés alborotado, con su vieja fractura del ala. Pero a Basil no se puede frenar. Confío en mi buen equipo de despegue, y - ¡Arriba! Basil vuela a nivel muy bajo al principio, y, de repente lo pierdo de vista... Esperamos con miedo... Andrea y Pancho tienen los ojos pegados hacia el valle del oeste. ¡Fin de alarma! Todo bien. Me siento tan aliviada. ¡Basil es libre!

Después viene Marlyssa, la amazona, ella conquista sin problemas el cielo. Tanto y con fervor había luchado por su libertad. Le sigue Jiri Harlekin, ágil y aerodinámico. Es muy emocionante ver a Jiri alto en el cielo azul, porque vuela también por su compañero muerto Harlekin, y al difumarse su silhueta ante mis ojos, parecen ser dos...
Después, muy atrevido, el tercer vuelo de Battista. Yo SÉ que es capaz de hacerlo, fue uno de los mejores en la sala de entrenamiento. Esta vez le dejo despegar contra el viento, y ahora se va como una flecha, y, ganando altura, desaparece delante de la cumbre del monte. ¡Lo sabía yo!, les digo a mis compañeros. El puntito oscuro en el cielo azul me da la razón.

Y ahora, bastante nerviosa, saco a Tutus de Breslavia, que con sus grandes ojos llenos de alma, su encanto y mansedad, derretía hasta los corazones de nuestros voluntarios más sobrios. Tutus, gracias a sus sobresalientes capacidades de volar ya bien corto después de su operación de injerto, pudo formar parte del grupo de candidatos a liberar en el último momento. En realidad había sido previsto para el futuro vuelo. ¿Querrá volar este gordito vividor con afición a ricas larvas de la polilla de la cera y mantas cómodas? Ya no me da tiempo para preguntarle. Con aleteos fuertes Tutus deja atrás su vida de lujo decadente, sin mirar hacia atrás, asalta el cielo como una flecha tirada. ¡Después de un año y medio en cuidado humano! Las plumas perfectas de un adulto grande y precioso lo llevan ahora al mundo.
Yolande, la bella francesa melancólica, su compañera, le sigue unos segundos más tarde, encontrándolo en la altura. Ella también estuvo con nosotros más de un año.

Después les toca al delgado e inquieto Felice de Neu-Ulm y a Tara de Bobenheim, un vencejo con temperamento que en la clínica siempre había intentado escaparse. Ambos vuelan sobre la cumbre del monte, dejando atrás a Andrea, doblando al valle detrás. Shoubi de Frankfurt se va a la misma dirección, siempre nos había enhechizado con sus grandes ojos de niño. Todos los tres desaparecen debajo de una cumbre alta rumbo a noroeste. Al final viene Floh, fuerte y consciente de si mismo, procedente de Heilbronn. Su nombre viene de los tiempos cuando todavía era una bolita pequeña de plumas, corto y dando lástima. En ese tiempo no teníamos gran esperanza en su futuro. Pero ahora Floh sube con soberanía y fuerza al cielo, desapareciendo como punto negro ante el cuadro de la mar y el cielo.

Nosotros tres del equipo de liberación quedamos entusiasmados al lado de las cajas vacías. En mi bolsillo encuentro el dictáfono que había grabado en vivo el despegue excitante y divertido. Al día siguiente volveré para conmemorar las impresiones inolvidables. ¿Tal vez los voy a ver otra vez, nuestros 13 candidatos? El entorno es ideal para cazar y juegos feroces con el viento...
Pero no los volveré a ver. Se han ido. ¿Adónde? Tienen toda la isla, todo el mundo para sí mismo. ¡Adiós!