Al entrar a la clínica ya se oyen los típicos píos de pollo de vencejo. Los días calurosos y húmedos en la mitad del mes nos trajeron muchos pollos de diferentes edades de vencejos a la clínica. Tan sólo entre el 18 y el 21 de junio fueron ingresados 65 pacientes pequeños.

El 18 de junio, por ejemplo, llegaron 3 pollos de Frankfurt-Zeilsheim, uno tras otro. Su nido se había calentado demasiado, como ocurre en tantos otros casos. Para escapar de este infierno de calor, muchos saltan desesperados de sus nidos, su única posibilidad. Menos mal que un toldo encima de la terraza los cogió, y los habitantes los descubrieron enseguida, así que dentro de pocas horas un pollo tras otro fue rescatado. Llegados a la clínica de vencejos, los hermanitos recibieron los nombres: Shinichi, Sadako y Toshi.

Todos los pollos en la clínica habitan en grupitos de 2 a 3. Ocupan nidos, inspirados por la naturaleza, y muy parecidos a su anterior lugar de estancia. Acurrucados a sus hermanitos y dormitando la mayoría del tiempo, se vuelven medio locos cuando es tiempo de comer. Se ponen de pie, estiran la cabeza y tratan de conseguir lo más rápido posible los grillos servidos por los voluntarios, aunque todavía están llenos del turno anterior. Parece que no han comido nada en todo el día. Un grillo tras otro desaparece en la garganta de los pequeños. Después de poco tiempo se tranquilizan otra vez.

Hasta la próxima alimentación.