En la mayoría de los defectos que afectan el cinturón escapular el pronóstico es infausto y una terapia no es posible. Defectos del cinturón escapular muestran clínicamente casi siempre una asimetría en la parte del hombro. Un hombro "cuelga" obviamente más abajo comparado con el hombro contrario, la punta del ala afectada está más alta que la otra ala. Para comprobar, se pone al vencejo de espaldas (prueba de giro), si no se puede dar vueltas solo, el cinturón está sin duda afectado.
Las fracturas de la coracoides son frecuentes consecuencias de un accidente de vencejos adultos, casi nunca se puede restablecer la capacidad de volar. Debido a una dislocación media hasta fuerte de los extremos de la fractura, se observan además lesiones del tejido adyacente de las partes blandas, a menudo también del pulmón, que provocan disnea brusca y salida de sangre por el pico. Tras inmovilizar al paciente la fractura puede curarse, pero la consecuencia son casi siempre acortamientos y una estática alterada del cinturón escapular. Un pájaro que no depende de ser capaz de volar perfectamente podría sobrevivir así, pero un vencejo no (como no hay regla sin excepcion, se observa muy rara vez que una fractura de la coracoides se cura sin desplazarse, entonces no hay movimientos asimétricos de alas ni capacidad reducida de volar. En estos casos pueden ser liberados después de haberse sometido a una fisioterapia intensiva. No se puede operar una fractura de las coracoides mediante enclavijamiento intramedular, porque el corto hueso grueso está tapado por muchas cuerdas musculares y por eso difícil de acceder sin causar lesiones graves en el tejido de las partes blandas.
Fracturas de la fúrcula también son intratables. Mala experiencia nos enseña que una inmovilización en estos casos queda siempre sin éxito, un tratamiento quirúrgico no es posible, porque la clavícula como construcción filigrana de muelle tensor no se puede fijar establemente. Siempre se enfrenta con dislocaciones y una supresión irreversible de su función.
Fracturas de la escápula se pueden curar en pocos casos favorables, si los extremos de la fractura están solamente poco dislocados, apoyados paralelamente en la caja torácica, y si el vencejo tolera una tranquilidad absoluta. Si al contrario un extremo de fractura mira hacia ventral y si había una dislocación extrema, la consecuencia es una formación extensa de callo por la cual los vencejos afectados quedan cojos del ala y no pueden nunca más volar. Probablemente una presión fuerte o excrecencia del tejido de callo con la caja torácica provoca una considerable limitación de movimiento.
Todo tipo de luxaciones y subluxaciones en la parte del cinturón escapular no se pueden curar y requieren, desgraciadamanente, eutanasia inmediata. Cada rotura de ligamento provoca la pérdida de función y por consecuencia el anquilosamiento de la articulación afectada. En ningún caso se pudo recuperar la capacidad de volar del vencejo.
Diferente es con lesiones traumáticas cubiertas de las partes blandas (contusión). La imagen clínica con cojera extrema y pérdida de función puede simular un defecto del aparato locomotor óseo, especialmente porque el vencejo herido, en posición dorsal, no se puede dar la vuelta por propia fuerza. Pero si radiológicamente no se puede constatar ningún defecto, se puede presuponer una contusión. El pronóstico es dudoso a favorable. Es verdad que en pocos casos la articulación envuelta se anquilosa a causa de una contusión fuerte y la capacidad de volar se pierde para siempre. Pero en la mayoría de los casos bastan unos 8 – 10 días de reposo hasta que, poco a poco, el pájaro empiece a mover de nuevo el ala afectada. La capacidad de volar se restablece dentro de dos a seis semanas mediante fisioterapia diaria que comprende el estiramiento pasivo y movimiento del ala, masajes, después ejercicios de locomoción en una cortina, y finalmente ejercicios de vuelo en una habitación adecuada de entrenamiento, colgada de cortinas. Sin suficientes ejercicios diarios en cambio, se observan retrocesos y anquilosamiento, ambos progresivos. Una contractura manifiesta en la articulación del hombro es irreversible, en este caso la eutanasia es inevitable.
2) Lesiones del ala
El pronóstico de fracturas del ala depende de la localización, edad y dimensión del daño. No se pueden curar las fracturas del húmero. El tratamiento conservador de la fractura causa acortamientos y contracciones en la articulación del hombro y/o del codo. Una operación quirúrgica no es posible, porque el húmero corto está situado bien cerca del cuerpo y además debajo de extensas cuerdas musculares, impidiendo así cualquier acceso. Su cóndilo dorsal es tan estrecho y adyacente a la articulación del codo que, a diferencia de otros tipos de aves, incluso con máxima flexión, no se podría realizar una salida del clavo de médula sin afectar así la articulación con posterior anquilosis.
El pronóstico de fracturas del brazo inferior es más favorable. En cuanto al tratamiento de vencejos no siempre hay que favorecer la terapia quirúrgica o conservadora hablando de fracturas del radio o cúbito (ulna). Hay que valorar en cada caso el pro y el contra, sobre todo en la parte de las extremidades delanteras es imprescindible hacer radiografías en los dos planos estándar. Las vías de acceso quirúrgico y las técnicas de operación, así que vendajes especiales en aves (p.ej. vendaje en ocho) han sido suficientemente descritos ( GYLSTORFF y GRIMM, 1987, OROSZ et al., 1992; MARTIN y RITCHIE, 1994; BENNETT, 1997; McClUGGAGE, 1997) y casi siempre se pueden aplicar en vencejos. Ciertos problemas con el suminstro quirúrgico de fracturas del brazo inferior resultan de la brevedad del brazo superior y de las obstrucciones por el tronco al reponer fracturas y al posicionar el clavo de médula. También hay un peligro aumentado de contracciones ya por leves afecciones de la articulación. Fácilmente pueden ocurrir subluxaciones durante la reposición de los extremos de fractura, sobre todo en las articulaciones radiocarpianas y humeroradiales. El clavado de médula del brazo inferior, relativamente sencillo en otras aves más grandes, resulta encerrar cierto riesgo en vencejos.
Fracturas del radio son casi siempre cerradas. Clínicamente no hay ninguna asimetría de las alas, pero sí una cojera unilateral y a menudo un hematoma en el lado interior del ala.
Si los extremos de la fractura están fuertemente dislocados y sin conexión entre sí, un clavado de médula es necesario para restablecer la capacidad de volar ilimitada. Se usa convenientemente como clavo una cánula de 0,4 mm, que sale del extremo distal del radio en la articulación radiocarpal con la articulación carpal encorvada lo máximo posible. Se corta
2 mm sobre la piel y se deja durante 10 días. En el caso de una dislocación ligera, reposo en caja puede llevar a una curación satisfactoria del hueso. Pero hay que tener en cuenta que en una fractura fresca un hematoma de grandes dimensiones podría - a corto plazo - mantener en posición los extremos de las fracturas, que después de la resorción del mismo, se pueden desplazar bastante uno contra el otro. La aplicación de un vendaje no es necesario en fracturas del radio, porque la ulna intacta actua como férula natural.
En el caso de una fractura de ulna es preciso normalmente un tratamiento quirúrgico mediante clavado de médula (con una cánula de 0,5 mm) para evitar posibles acortamientos considerables y formación extensa de callo, sin estas medidas la capacidad de volar ya no se podría conseguir por completo. Sin embargo, por el clavo de médula saliente afectando la articulación, existe el peligro de una anquilosis y posterior cojera. Si las partes de la fractura están sólo ligeramente dislocadas, hay que valorar si un tratamiento conservador tal vez es más favorable con menos riesgo para el ave. En este caso es preciso aplicar un vendaje de fijación durante 10 a 12 días y un período de reconvalescencia de varias semanas con intensiva fisioterapia diaria, para recuperar la capacidad de volar, porque las articulaciones así inmovilizadas tienden a anquilosarse después.
Muy complicadas son las fracturas del radio y ulna, que muchas veces no se pueden tratar con éxito. Se diagnostican por crepitación, formación de fuertes hematomas, movilidad ilimitada en la parte de la fractura y posición asimétrica del ala (el ala "cuelga abajo").
Fracturas abiertas de segundo y tercer grado y fracturas conminutas no deberían ser tratadas quirúrgicamente porque tienen un mal pronóstico. En tal caso hay que eutanasiar al pájaro.
Además hay que mirar si fuera de la fractura obvia se encuentra una luxación, que hace imposible cualquier terapia.
Si el pronóstico es dudoso a favorable, un tratamiento quirúrgico es imprescindible.
Una reposición correcta se obtiene sólo por un clavado de médula y la aplicación de un vendaje a ocho durante unos pocos días. Los clavos de médula se cortan 2 mm sobre la piel y se dejan durante 12 a 14 días. El clavo del radio sale en la articulación carpal y el de la ulna en la articulación del codo. Se puede quitar sin anestesia cuando la fractura se haya estabilizado. Desgraciadamente pueden haber complicaciones en muchos casos, si pese al vendaje la fractura no se puede inmovilizar suficientemente y las fuerzas de cizallamiento actúan sobre las partes terminales de la fractura, y si los clavos de médula, sobre todo en la articulación del codo, afectan la articulación, lo cual puede causar una limitación de movilidad más tarde. Una vida libre en la naturaleza sería imposible en tal caso.
Fracturas del metacarpo tienen en la mayoría de los casos un pronóstico infausto, porque casi siempre se trata de fracturas astilladas abiertas con lesiones enormes y contaminación del tejido de las partes blandas alrededor. Con tales fracturas de segundo y tercer grado ya no se puede recuperar nunca la capacidad de volar, aun cuando son tratadas inmediatamente bajo anestesia y aplicación de un vendaje profesional. Solamente cuando se trata de fracturas simples cubiertas o abiertas de primer grado, la terapia tendrá casi siempre éxito. Entonces hay que sopesar entre una fijación mediante vendaje en ocho, lo cual siempre se hace bajo anestesia general para poder reponer bien los puntos de fractura, coser posibles heridas y aplicar exactamente el vendaje con una férula almohadillada, y un tratamiento quirúrgico en forma de un clavado intramedular. <//em>En la clínica de vencejos se prefiere la aplicación de una férula con vendaje, porque resulta que el proceso de curación así es más rápido y menos complicado que con una operación.
Sin embargo, si ésta fuera necesaria, se entra, en el caso de fracturas cubiertas, por medial, en fracturas abiertas por la herida. Un trozo estéril de fibra de vidrio, cortado a tamaño justo, se introduce con maxima flexión de ambos puntos de la fractura y cuidado del tejido fino alrededor, en la cavidad medular del carpo. Los puntos de fractura se ligan así con el clavo de médula, se enjuaga el sector de herida y se cierra con hilván. Se aplica un vendaje en ocho durante 10 días y se recomienda una antibiosis que llegue bien al hueso para evitar una osteomielitis (p.ej. Clindamicina). El clavo permanece en la cavidad.
BENNETT (1997) remite a la posibilidad de dejar un implante óseo permanentemente si no se puede quitar después de haberse curado la fractura. En la literatura no se encuentran implantes de fibra de vidrio, pero han sido probados ya en algunos casos (N. KUMMERFELD, inédito, 2003). Para aves se pueden usar también implantes de polietileno y polimetilo-metacrilato, que también pueden permanecer en la cavidad medular (Martin y Ritchie, 1994). Este material no se puede aplicar en vencejos todavía porque no hay implantes del diámetro necesitado (0,8 – 1,2 mm), en cambio las varillas de fibra de vidrio se pueden limar al tamaño deseado. Es imposible hacer una osteosíntesis con placas, tampoco fijaciones externas, porque las estructuras óseas del vencejo son demasiado pequeñas.
Fracturas del dedo son muy raras. En la clínica de vencejos se trató con éxito una fractura en trozos de la falange distal del dedo mayor, aplicando un vendaje que fijaba el dedo en los cañones de la 7a y 8a remera primaria; no fue necesario poner un vendaje en ocho.
Tras la curación (tanto conservadora como quirúrgica) de una fractura del ala, una fisioterapia diaria e intensiva es imprescindible, no sólo para recuperar la funcionalidad completa del ala, sino también para evitar una atrofía de la musculatura de vuelo. Después de una fractura del radio la capacidad de volar se restablece generalmente después de unas tres semanas, cuando se trata de fracturas del radio, ulna y mano, hay que calcular unas 4 a 6 semanas.
Luxaciones y subluxaciones de las articulaciones del ala ala nunca se pueden curar y en estos casos hay que eutanasiar el vencejo, como siempre causan contracciones y por consecuencia la pérdida de la capacidad de volar.
Traumatismos de las partes blandas son muy distintos y siempre hay que mirar cada caso según la lesión. Heridas pequeñas y superficiales como p.ej. rozaduras, tienen un pronóstico favorable, si los nervios y tendones por debajo no están afectadas. Se recomienda coser todo tipo de herida para evitar un posible secado o ruptura de más partes de la piel. Si se trata de heridas más profundas hay que averiguar bajo anestesia general si el tejido de abajo o tal vez también los cañones de las plumas primarias están afectados. Muy a menudo hay que esperar hasta que las lesiones estén curadas para poder calificar si la funcionalidad del ala se ha mantenido. Si no sólo la piel está afectada sino también la región donde se forman las plumas, ya no hay remedio y el vencejo tiene que ser sacrificado. Un vencejo no puede volar si le falta más de una pluma primaria por ala.
Los traumatismos de las partes blandas del ala ala están muy a menudo relacionados con graves defectos de una o más plumas primarias. No es recomendable sacar una pluma primaria defecta porque causa muchas veces considerables trastornos de crecimiento de plumas. Los defectos del plumaje deberían siempre ser tratados utilizando el método de injerto, lo cual trae muy buenos resultados.
Modificaciones del esqueleto del ala degenerativos o posiblemente metabólicos tenían en la mayoría de los casos un pronóstico dudoso, pero siempre hay que observar el pájaro durante varias semanas de fisioterapia y entrenamiento de vuelo. Alteraciones distróficas en las articulaciones tienen un pronóstico infausto. En casos de torceduras de huesos largos, observado repetidas veces en el radio y carpometacarpo, la mayoría de los vencejos juveniles muestra una capacidad de volar tan buena que parece justificado liberarlos bajo control.
Si se diagnostica una parálisis, se recomienda esperar a ver si el pájaro hace progresos durante varias semanas de fisioterapia diaria. Un vencejo juvenil con parálisis de un ala después de una inyección intramuscular en el músculo pectoral necesitaba 8 semanas de entrenamiento intenso para recuperarse.
3) lesiones del tronco
Fracturas en la parte del tronco son raras. Como pueden ser graves y a veces difíciles de diagnosticar, se debería radiografiar el esqueleto del tronco a fondo en los casos de inexplicable incapacidad de volar, disnea y taquicardia. Puede que las fracturas completas del esternón no se ven al principio examinando clínicamente, pero los vencejos afectados muestran los síntomas descritos. Sólo el examen radiológico en proyección ventrodorsal y laterolateral muestra un desplazamiento en la línea de la carina sterni, si la quilla y el esternón mismo están fracturados transversalmente. De ahí no sólo resulta incapacidad de volar, sobre todo por inestabilidad del esqueleto del tronco, sino el esternón fracturado también ejerce presión sobre el corazón adyacente y se observa un desplazamiento del corazón e higado hasta dorsal por cualquier movimiento del pájaro. Aquellos pacientes tienen que ser eutanasiados, sufriendo de graves disturbios generales.
En la clínica de vencejos se pudo reposicionar quirúrgicamente una fractura incompleta del esternón con ruptura dislocada en la carina sterni. El vencejo se recuperó completamente después de una fisioterapia de varias semanas y fue liberado con éxito al final. Una vez se observó una fractura múltiple de las costillas, resultado de una mordedura de gato, pero el vencejo no se podía salvar.
Los traumas de las partes blandas se tratan como está descrito en el párrafo “lesiones del ala”. Cada ruptura, lo pequeña que sea, debería ser tratada y cosida profesionalmente, porque la piel yace con mucha tensión sobre la fuerte musculatura pectoral y puede por concecuencia romperse aún más, mientras que en la parte de la espalda posibles lesiones, a primera vista ligeras, pueden afectar a las costillas y los pulmones, estando la piel muy delgada y además falta la protección por partes blandas.
4) lesiones de las extremidades traseras
Las fracturas y luxaciones de las extremidades traseras tienen en la mayoría de los casos un pronóstico favorable. La falta o limitación de la función de una extremidad trasera no le impide sobrevivir a un vencejo en la naturaleza. En todo caso hay vencejos que ya viven desde varios años en la naturaleza con una pierna sin tener mayores problemas (E. KAISER, informe no publicado, 2001). Simples y dobles fracturas de las piernas – muchas veces está afectado el tibiotarso - se encuentran a menudo a causa de una caída del nido de pollos muy jóvenes, cuando el pájaro todavía no está plumado por completo y al mismo tiempo bien alimentado, de peso alto, así que todavía no es capaz de frenar la caída por falta de un plumaje completamente desarrollado. Vencejos adultos al contrario, se enredan a menudo con los pies en hilos cerca de los nidos o buscando un nido, y cuelgan después indefensos del tejado. La consecuencia son extremidades traseras estranguladas, luxadas y fracturadas. Normalmente no hay que hacer una radiografía para hacer la diagnosis, un examen clínico debería bastar para determinar la terapia. En el caso de fracturas conminutas y complicadas, múltiples luxaciones y necrosis de estrangulaciones, se debería amputar la pierna. Se recomienda cortar en la parte de la articulación de la rodilla o en la articulación intertarsiana. Hay que considerar que la musculatura de la pierna de un adulto es más fuerte que de un juvenil, hemorragias profusas pueden manifestarse cuando los músculos y los vasos no se ligan cuidadosamente.
Si se trata de fracturas no complicadas del tibiotarso, basta en la mayoría de los casos aplicar un vendaje corporal para realizar una fijación a corto plazo. Fracturas en pollos se curan dentro de pocos días. Posibles dislocaciones y ligeras posturas erróneas son tolerables.
La pododermatitis, a menudo un resultado de lesiones causadas por las propias garras, es muy complicada en vencejos y en su mayor parte resistente a un tratamiento. El uso de medicamentos y aperturas quirúrgicas de los abscesos de la almohadilla no tienen resultado en la mayoría de los casos. Abscesos purulentos se encontraban en pocos casos en juveniles falsamente alimentados, en vencejos adultos fueron más bien hinchamientos difusos del tejido blando. Como la estancia prolongada en la clínica no parece ser recomendable porque los pies sufrirían aún más estando sentado el vencejo durante tanto tiempo, se suelen liberar a los adultos afectados después de haberse curado los iniciales defectos.
5) lesiones de la cabeza y del cuello
A menudo se ven fracturas del pico inferior. Los vencejos adultos no están afectados tanto, menos aquellos que se han lesionado por consecuencia de un choque contra un obstáculo. Primero hay que mirar si hay otras lesiones más graves antes de pensar en el tratamiento de una fractura del pico. Los vencejos juveniles que se encuentran en manos humanas sufren a menudo de una fractura del pico. Al tratar abrirles el pico con el dedo para la alimentación, se puede quebrar fácilmente. Abriéndoles el pico se puede romper la punta rostral de la mandíbula, a menudo en ambos lados. Si se trata de una fractura fresca y no complicada y si el revestimiento córneo del pico, o sea la rampoteca, está ileso, se cura en la mayoría de las veces solo dentro de pocos días, si el pico se abre muy cuidadosamente y próximo a la fractura. Si la fractura está abierta con dislocación de las puntas, se recomienda limpiar la herida y aplicar una férula. Se debería hacer bajo anestesia general para poder posicionar la férula con exactitud. Muy eficaz ha sido cortar a lo largo un trozo de un cáñón de una pluma de p.ej. una paloma, que se pone sobre la fractura. La férula puede soltarse cuando por debajo se forma callo produciendo una convexidad, pero normalmente estará ya suficientemente estable. En casos complicados debido a accidentes, hay que a veces estabilizar la fractura quirúrgicamente con cerclajes de un material de sutura reabsorbible con posterior inmovilización. Entonces hay que alimentar del lado opuesto abriendo mínimamente el pico. Se tira la parte superior del pico hacia arriba en vez de la parte inferior hacia abajo, como se suele hacer normalmente.
Fracturas o luxaciones del hioides pueden resultar también por descuido durante la alimentación. El aparato hiobranquial puede ser lesionado al doblar erróneamente la lengua a la fuerza hacia atrás en la faringe, metiendo los insectos alimenticios adentro. Graves y recurrentes molestias respiratorias y deglutorias son la consecuencia, a lo peor el vencejo se ahoga. A veces el defecto se cura de tal manera que el ave afectada puede vivir sin problemas. Pero si queda una disnea permanente y / o una dislocación de la lengua, hay que sacrificarla.
Una vez se observó una fractura del cráneo que terminó con la muerte del vencejo. El adulto sufrió de una fisura del hueso occipital y una grave lesión de los ojos. Aunque llegó vivo a la clínica, tuvo que ser sacrificado enseguida. Sangraba de la oreja, síntoma patognomónico de una fractura de la base del cráneo.
Lesiones de los ojos tienen un mal pronóstico. En la mayoría de los casos resultan de choques fuertes y la consecuencia son daños irreversibles y muy dolorosos como ruptura de la lente, hemorragias en la cámara delantera del ojo, aumentación de la presión intraocular y defectos de la córnea. Mientras que en pájaros domésticos se puede extirpar un ojo destrozado, un vencejo no puede sobrevivir en la naturaleza con un solo ojo. El resultado sería una bisección del campo visual y una pérdida sectorial de la vista tridimensional, factores que impiden una orientación enfocada y por consecuencia también la caza de insectos, así que la sobrevivencia sería imposible. Vencejos con lesiones irreversibles de los ojos tienen que ser sacrificados. Si no se puede hacerlo enseguida, ¡hay que aplicar urgentemente una analgesia local y sistémica!
Los ojos pueden ser dañados también por cuerpos extraños, p.ej. plumas pegajosas que pinchan el ojo y provocan irritaciones, en el peor caso lesiones de la córnea. Muchas veces se pueden curar tales lesiones, pero se recomienda contactar un oculista especializado. No siempre basta con aplicar unas gotas antibióticas, a veces hay que alisar la córnea bajo anestesia local. A menudo hay complicaciones. ¡No aplique nunca corticoides localmente sin indicación, pueden provocar una úlcera si se trata de lesiones perforantes de la córnea!
Traumatismos de las partes blandas en la cabeza pueden ser heridas de escalpe, provocadas p.ej. por haber rozado un cable, pero también lesiones secundarias por algún rapaz, p.ej. una urraca, después de haberse caído antes el vencejo. Según el tamaño y profundidad de la herida hay que empezar rápidamente un tratamiento médico, en el caso dado bajo anestesia general. Si parte de la bóveda craneal está descubierta, hay que procurar que la herida se mantenga húmeda hasta que esté cerrada mediante sutura. Lesiones en la parte del cuello y de la garganta pueden resultar de un empalamiento o desgarro, como en el caso de un vencejo adulto que había rozado un clavo con la garganta llena de insectos. La garganta estaba perforada desde la punta rostral del pico inferior hasta el principio del cuello. Se pudo curar al final, aplicando una sutura doble con tratamiento quirúrgico.